Mea Culpa
Mi cabeza rodaba por las escaleras, escalón tras escalón, yo le veía caer, escuchaba el choque de mi cráneo con la madera vieja y podrida, sentía como se me iba una parte importante de mi, mis recuerdos, mis pensamientos, no lograba entrar en cordura. De golpe, mis piernas comenzaron a caminar, yo en realidad no sabía a donde iba, simplemente salí en busca de mi cabeza que no paraba de rodar, que seguía callendo sin ver el fin. De pronto se detuvo, chocó con un ángel, completamente de blanco, de ese que encandila, de ese que ciega, de ese blanco que brilla en cualquier lugar y momento, de esa luz que hizo que me detuviera, al igual que mi cabeza. Cuando vi aquella luz, no fue necesario agacharme y colocarla sobre mi cuello nuevamente, ella sola saltó y se unió a mi rápidamente, volví en si, volví a pensar, desperté, sentí otra vez que soy capaz de imaginar, de soñar. Me quedé observando aquel ángel durante mucho tiempo, no le dije nada ni ella a mi, simplemente cruzamos miradas, y leímos nuestros pensamientos, en realidad yo no logré desifrar muy bien lo que ella pensaba, no pude deducir lo que detrás de esa rostro hermoso y sencillo, sin ninguna expresión, se escondía, pero estoy seguro de que ella leyó cada uno de mis pensamientos y los ordenó de tal forma que nunca podré olvidarla. En un comienzo creí ser el hombre más afortunado del mundo, cuando ella tomó de mi mano y me llevó volando por sobre todo, me mostró el mundo de otra manera, me llenó de esperanzas y emociones. Volamos horas, días, meses, jamás me soltó y yo jamás pensé en soltarla, sus alas rompían el viento y envegábamos contra la corriente, nunca miramos hacía atrás, ni tampoco hacía delante, si no que hacía bajo, por que nosotros estábamos en lo más alto, en la cima, sobre cualquier cosa, sobre el mundo.
Mi cabeza seguía bien colocada y segura, jamás había durando tanto tiempo sin perderse, era una estabilidad increíble, no podía ser verdad, no, no podía, básicamente era imposible. No se por que me puse a pensar en eso, yo sabía que ella me leía los pensamientos. De apoco comenzó a aflojar su mano, yo lo sentí, y sentí miedo, ella lo sabía y por eso la aflojaba cada vez más, yo no podía evitar sentirme inseguro, y eso me hizo culpable de que me soltara, por mi desconfianza me vi cayendo desde lo más alto a los más bajo, ahora ya no podía pensar en nada, otra vez mi cabeza se me escapaba. Caí duramente contra el suelo, y mi cabeza se desprendió de mi, comenzó a girar sin parar, y volví a mi estado natural. Soy culpable, lo sé, soy culpable de todo lo que me pasa, soy culpable de mi vida, soy yo, lo soy.
Ahora mi cabeza sigue girando, sólo que aun recuerdo algo, aún recuerdo aquel ángel. Creo que es mejor volar y caer, que no dejar de girar, por que así puedo sentirme bien por un momento, así puedo tener recuerdos, así puedo soñar, nunca dejaré de hacerlo, espero que mi cabeza no choque contra una muralla, si no que de nuevo con tu mirada, esta vez te juro que no desconfiaré de ti, lo juro.
Mi cabeza seguía bien colocada y segura, jamás había durando tanto tiempo sin perderse, era una estabilidad increíble, no podía ser verdad, no, no podía, básicamente era imposible. No se por que me puse a pensar en eso, yo sabía que ella me leía los pensamientos. De apoco comenzó a aflojar su mano, yo lo sentí, y sentí miedo, ella lo sabía y por eso la aflojaba cada vez más, yo no podía evitar sentirme inseguro, y eso me hizo culpable de que me soltara, por mi desconfianza me vi cayendo desde lo más alto a los más bajo, ahora ya no podía pensar en nada, otra vez mi cabeza se me escapaba. Caí duramente contra el suelo, y mi cabeza se desprendió de mi, comenzó a girar sin parar, y volví a mi estado natural. Soy culpable, lo sé, soy culpable de todo lo que me pasa, soy culpable de mi vida, soy yo, lo soy.
Ahora mi cabeza sigue girando, sólo que aun recuerdo algo, aún recuerdo aquel ángel. Creo que es mejor volar y caer, que no dejar de girar, por que así puedo sentirme bien por un momento, así puedo tener recuerdos, así puedo soñar, nunca dejaré de hacerlo, espero que mi cabeza no choque contra una muralla, si no que de nuevo con tu mirada, esta vez te juro que no desconfiaré de ti, lo juro.